Durante mucho tiempo camino sin ver o
escuchar nada extraño pero de pronto un sonido estruendoso comenzó a repercutir
muchos metros delante suyo, era similar al golpe de un martillo sobre una
campana, dejaba un eco en el ambiente difícil de ignorar y el ruido fue más
repetitivo a medida que avanzaba, no tenía miedo de lo que podría pasarle tenía
suficiente confianza en sus habilidades que no moriría en un lugar así, era
fiel partidario de que la voluntad domina a la persona y el entorno.
Durante la caminata por el largo
trecho pudo notar que la temperatura era más baja cada vez hasta el punto de
sentirse similar a estar medio metro de un aire acondicionado, tenía una
resistencia para el frio y el calor que exageraba lo normal.
Mientras caminaba contaba en su mente
y pudo calcular que llevaba lo que sería casi media hora de caminata hasta que
termino el trecho oscuro, tenía frente
suyo un gran espacio vacío tan hondo como el trecho que cruzo, pero notaba que
el techo en este lugar era más alto y que el suelo era de cemento carcomido por
una fuerte humedad, noto hongos y monte en ciertos espacios del suelo, pasaba
su mirada por todos los lados mientras caminaba apresurando el paso, buscaba
posibles entradas por las que alguien podría sorprenderlo y mantenía una mano
sujetando su arma.
Sus pisadas eran leves aunque crujían
con las diversas piedritas y sentía el suelo resbaloso por la humedad en
ciertas partes, veía grillos como sabanas en ciertos rincones y lagartijas en otras, tenía la idea ridícula
en su mente que se toparía algún lagarto y le tocaría gastarse las balas en el
animal, recordaba las historias de montubios peleando con cocodrilos a machete
limpio y pensaba que sería estúpido enfrentarse a un animal así con el cuchillo
que cargaba.
Camino hasta llegar a una
intersección y tiró una moneda para saber por cual lado ir, siguió hacia la
izquierda y notó que era un tramo demasiado angosto, de dos metros o menos de
ancho y lo mismo en altura. El camino era menos largo y al final notaba otro
gran espacio como en el que estuvo antes, ya estaba enojado de vagar tanto y
calculaba que aproximadamente llevaba una hora en ese lugar, pudo notar
mientras se internaba más a fondo de que debía salir cuanto antes posible o
sino tendría graves consecuencia por ese entorno tan pesado.
Al fondo del gran cuarto noto una
persona parada de espalda que bloqueaba una entrada de madera, se arrimó hacia
un pilar para poder verlo de manera discreta y pensar que hacer, el tipo era
bastante alto, vestía enteramente de negro y al voltear noto que tenía una
máscara, de la puerta que el sujeto bloqueaba emanaba el único rayo de luz en
todo el lugar, buscó una piedra en el suelo y comenzó hurgar en sus bolsillos
también, tenía en la mano derecha una moneda de cincuenta centavos y en la
izquierda una piedra, tiro primero la piedra hacia la puerta y el tipo saco una
linterna y comenzó a gritar como loco.
— ¡Quien carajos anda allí! —comenzó
ir hacia el centro de sector oscuro y estaba llegando hacia Dante, su voz fue
grave y sus manos temblaban al sujetar la linterna que era un faro entre tanto mar
de negrura.
Había visto al tipo ya más de cerca,
comprendió la situación lo más rápido posible:
El tipo se encontraba solo, nadie le
hablo ni grito su nombre o llamo atención.
Era nuevo, nervioso o algo estúpido
para ir tan solo con una linterna sin tan si quiera cargar un arma.
Sin más demora lanzó la moneda al
extremo derecho inferior de la gran sala y el eco del golpe llamo la atención
del tipo que fue con apuro, entonces al momento de alzar la moneda recibió un
cachazo en la nuca que lo dejó inconsciente.
Movió su cuerpo hasta una esquina y
lo reviso con apuro, solamente encontró un cuchillo y una billetera con cerca
de cinco dólares en monedas que dejó allí mismo, mantuvo apagada la linterna y
se la llevo para darle algún uso más adelante.
El interior de la habitación
posterior a la puerta era como el de una casa cualquiera con un piso de
cemento, maderas en el techo y estaba totalmente vacía, apenas habían sillas
plásticas y en una habitación un colchón tirado con varias botellas de licor ya
vacías, al fondo en una alcoba encontró la única puerta que lo llevaba al
siguiente lugar, un paraje con luminarias y totalmente vacía, pero con el mismo
hedor de humedad y pesadez en el ambiente.
Caminó mientras su mente trataba de
enfocarse en una sola idea y no verse dispersa por aquel lugar tan nocivo, su
reloj comenzaba a mover sus manecillas como si fuese un ventilador y pudo
entender que debía buscar al causante del problema, ya era la segunda vez que
experimentaba estar en un lugar así y
conocía sus inconvenientes.
Dante llevaba caminando diez minutos
desde que pasó la casucha, todo el trayecto era un largo trecho sombrío lleno
de moho, veía desfilar ratas y cucarachas cada cierto metro, no pensaba en
prender su encendedor por miedo a encontrar una fuga de gas.
Al cabo de pocos minutos de terminar
un gran corredor logró llegar a una amplia extensión, había muchos caminos al
fondo que se fragmentaban, eran cuatro intersecciones y pudo notar que luz
emanaba de ellos, esperó cerca de una pared y vio como en cada túnel había un
sujeto de guardia.
Los túneles eran bastantes amplios,
lo suficiente como para ser comparados con una calle de dos carriles, Dante
sacó un cigarrillo y haciendo caso omiso a su pensamiento de fumar lo prendió,
mientras exhalaba más humo todo incluyendo los túneles se llenaban de una
especie de bruma blanca y espesa, los guardias no podían usar bien sus
linternas, el entorno estaba plagado del humo y no podían distinguir nada ni
aunque lo tuviesen iluminado frente suyo.
Al cabo de menos de cinco minutos el
humo se dispersó al instante en el que se escuchó un fuerte silbido en todas
las direcciones, los guardias estaban alarmados, eran sujetos robustos y
armados, comenzaron a notificarse por radio hasta darle el aviso a su jefe,
supieron que alguien había logrado llegar al subsuelo gracias a que uno de los
tipos de los túneles fue a buscar al de la casa y lo encontró inconsciente.
El camino era tedioso y largo, Dante
se maldecía en sus adentros por no poder encontrar su objetivo, tenía la
seguridad de que se involucró en un asunto mucho más grande que buscar un
político, llevaba su revolver cargado y mantenía las manos dentro del pantalón
como de costumbre, hace años se había acostumbrado a deambular entre sombras y
bastidores, había pasado de ser una marioneta de la función a convertirse en un
espectador, esperaba dar con el titiritero que llevaba creando tanto alboroto.
Había visto hasta el momento cinco
tipos custodiando lugares en el subsuelo y eso le daba indicios que las
sospechas que tenía hace tiempo eran certeras, existía el rumor vago de que en
el subsuelo se escondió un mal mayor, la corrupción más putrefacta como las
paredes de aquel lugar, asesinos, consumidores de drogas y criminales
nauseabundos se escondían en aquel lugar ciertas temporadas hasta huir del
país, el subsuelo era conocido como el infierno de la sociedad, un paraíso para
todo ser sin moral y en este no existía ley alguna, la policía no lo tocaba
debido a ser un rumor y los grupos de
poder lo veían una manera de permitir
que la ciudad desfogue su mal acumulado en todas esas entrañas.
La ciudad había progresado en las
últimas tres décadas, considerada una perla en el océano por su malecón y gran
turismo, contrastando a los tiempos en que era nombrado como un vertedero,
Dante conocía el hecho del subsuelo y no había recorrido este por no
involucrarse en sus casos, lo tenía en la mira desde que comenzó escuchar los
rumores que alguien había tomado el lugar para sí mismo, entrar en el subsuelo
era cosa de conocer sus puertas y tener suficiente influencia para llegar a
este sector, pero en los últimos años todas las puertas habían sido destruidas
y solo quedaba la del cementerio que era un secreto bien resguardado.
Caminó hasta que se detuvo en seco y
vio a su derecha en toda la esquina un ducto de aguas potables taponado, se
acercó a ver que lo obstruía y encontró la imagen de un cuerpo en avanzada
descomposición, apenas pudo notar que era una mujer y estaba desfigurado a
golpes totalmente el rostro, era una masa sanguinolenta e infectada de gusanos,
durante tantos años de involucrarse con la muerte había perdido parte de la
sensibilidad y miraba con total indiferencia el cuerpo hasta que escucho unas
voces.
—Hay un idiota que logro noquear a
Ismael cerca de la entrada principal—dijo un tipo con voz nasal.
—Debió engañar a Ismael, al fin y al
cabo ese es un idiota que tiene ese puesto para que no haga problemas—
Dante se arrimó a la pared del ducto
y aguanto las náuseas que le causaba el cuerpo podrido, imagino la idea de
dispararles y comenzar a correr, pero un disparo en un lugar tan cerrado podría
oírse y llamar demasiado la atención.
Los sujetos caminaban casi como
siameses y alumbraban todo con su linterna, les faltaban pocos metros para
alumbrar a Dante, pero escucharon un fuerte silbido detrás de ellos, como si
alguien los llamara, dieron vuelta y corrieron hacia el lugar del sonido.
Dante respiró hondo y vio alejarse
unos metros a los tipos, caminó cerca de donde entraron ellos en un túnel y se
pegó hacia un costado, espero unos minutos hasta que volvió a silbar, tenía la
habilidad de silbar y que sea escuchado en otro ángulo, menos en el lugar que
lo realizo.
El par de tipos estaban confusos por
el ruido, retrocedieron en el túnel, en un movimiento rápido uno cayó al piso
de un golpe y el otro se percató, pero no pudo hacer nada, Dante le tenía la
pistola en la frente, hincándosela, como si le dijera corporalmente que
cualquier grito y moría.
El tipo siguió las instrucciones de
Dante que lo obligo arrodillarse y le hizo dejar todo lo que cargaba consigo en
el suelo, se puso las manos en la nuca y Dante usando el cinturón del otro
sujeto se las ato con tal fuerza que se le estaban quedando dormidas.
— ¿Quién demonios son ustedes?
—preguntó, mientras lo hincaba con la pistola en la frente.
— ¿Quien? De que hablas—dijo el tipo
que tenía un rostro muy desorientado.
—No estoy para juegos ¿Quiénes son y
que hacen aquí? —le sujetó de la garganta con fuerza.
—Solo estamos cuidando nuestro hogar,
vivimos aquí y tú llegaste a molestar—
— ¡Molestar! Están locos todos
ustedes—vio que en el brazo del tipo tenía una especie de tatuaje, era una PDL.
— ¡Lárgate! De aquí, no te queremos
aquí, si él te ve nos matara—gritó el tipo que tenía la cara enrojecida del
enojo
— ¿Él? ¿De quién hablas? —Dante trató
de calmarlo alejándole la pistola del rostro.
—Mi Jefe, el salvador, él nos dará el
paraíso y ahora estamos construyéndolo—sonrió mientras hablaba.
— ¿Tu jefe es el carnicero? ¿Qué
paraíso piensan construir con tanta masacre? —Dante lo vio con extrema
curiosidad.
— ¡Lárgate! ¡Tú no mereces nuestro
paraíso, aunque eres parecido a nuestro jefe no eres digno! —el sujeto seguía
gritando y cada vez más fuerte.
—Entiendo… —Dante le puso la pistola
en la boca, lo miro con total sangre fría y le vio con indiferencia, te distes
cuenta que soy y eso me ha aclarado que es tu jefe, gracias me explicaste
muchas cosas aquí.
Exhalo y en un movimiento rápido tiró
del gatillo, el sujeto cayó con todo su peso sobre el suelo fangoso
tinturándolo de sangre.