Decimo Cuarto Capitulo

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Todos los presentes se replegaron a sus oficios, los empleados de Dante habían sentido miedo en un inicio por la algarabía, pero solo entonces viendo aquel hombre del que habían escuchado hazañas lograron comprender que existían esperanzas. José, Dante y Juan se dirigieron hacia la casa de Carlos mientras que Vicente y David lograron despertar al policía noqueado que no recordaba nada excepto haber quedado dormido, partieron hacia la estación y reunieron a los demás para conversar el tema, la idea era poner centinelas en puntos estratégicos del pueblo que avisarían la llegada de cualquier individuo, habían notificado de dichas medidas a Lucio el cual respondió indicando que su parte del pueblo estaba resguardada y que sus hombres sobrantes ayudarían en el pueblo, pero pedía no salgan de cierto perímetro del pueblo porque solo allí era segura.

— ¿Qué haremos en caso que esos malditos extranjeros vengan hacia nosotros señor Lucio? —preguntó un muchacho de aspecto bajito mientras caminaba cerca de su líder.

—Deben dispararles y no permitan que entren, quieren crear locura y caos para así seguir marchando hacia Guayacanes y dispersarse como una epidemia—El indio caminaba con tal prisa que el muchacho tenía que hacer leves trotes para seguirle el paso.

— ¿Por qué no atacaron Guayacanes primero, claro está que el pueblo más cercano a ellos somos nosotros pero podían haberse evitado tremendo trabajo de conquista? —la pregunta era bastante acertado, los Purificadores asolaron Juján y Garzota siendo estos dos pueblos bastante lejanos de Guayacanes al contrario de la Alborada.

—Buscan algo esos bastardos, no tengo conocimiento de que puede ser, pero sí lo hicieron en dicho orden es curioso porque en un inicio los cuatro pueblos formaban parte de una gran región hace muchos siglos atrás que se rumorea fue enterrado un tesoro, aunque dudo que les falte dinero me sigue inquietando porque se están preparando tanto para atacar La Alborada—llego junto otro grupo de indios a los cuales les pidió escuchen.

—Quiero que todos ustedes tomen una vasija de barro la cual deben llenar de frutas, cigarros y puro, la tapen y tráiganmela a mí  y les daré una botella de puro, después irán a los puntos específicos del pueblo donde los citaré y la enterraran un metro bajo tierra, taparan el hueco y regarán puro en el suelo hasta que la otra botella quede vacía—

— ¿Acaso ese no es un rito de ofrenda señor? —pronunció un indio que sostenía una pala.

—Si haremos una ofrenda por el bienestar de este pueblo, porque las maldiciones no crucen nuestra tierra y se mantengan lejos de aquí—

— ¿Qué sucederá si esos extranjeros nos logran superar y la derrota es inminente? —el muchacho preguntó con nervios.

—Seguiremos con la frente en alto peleando, por nuestros hermanos caídos en esta tierra, por la sangre que derramaron nuestros antepasados esclavos y por el orgullo de mantenernos firmes hasta la amarga derrota porque solo aquellos que son firmes ante el fin del mundo tendrán una segunda oportunidad en el paraíso—la voz de Lucio lleno de valentía el corazón de todos sus hombres que hasta el momento lucían nerviosos y estos como toro embravecido fueron a cumplir los designios de su líder.

—Durante tantos años viví, vi crecer la tierra y espere con ansias el momento de que mi vida sea puesto en juego por algo tan grande que haga temblar mi corazón y justo ahora que sé cómo a unos kilómetros se encuentra una bestia infernal solo puedo sentir mi sangre hervir de la emoción por buscar vengarse, pero aún si todos sus hombres son asesinados solo existirá paz si logramos enterrarlo para siempre de la memoria de las personas, aquel ser que incluso el Demonio de las montañas tuvo que huir despavorido—tomo asiento y pensó que había llegado el momento de poner a prueba su templanza como líder.

Dante y compañía llegaron a la casa, sonaron la puerta y la mujer les recibió viendo con sorpresa  Juan le parecía un sujeto muy poco usual y le dio mala espina recibirlo, pero por encontrarse con Dante supuso sería una buena persona.

— ¿En qué puedo ayudarlos caballeros y a que debo su visita? —la mujer tomo asiento frente a los tres visitantes.

—Muy buenas señora mi nombre es Juan Batista y el motivo de mi visita es para hacerle conocer que su hijo, Carlos el comerciante falleció en el pueblo de Garzota, fue obligado a ser tesorero de aquellos malhechores, pero en secreto se dedicó espiarlos e investigar yo mismo estuve cuando dio sus últimas palabras, le hice llegar su diario con la persona que entrega el periódico aquí porque me era inoportuno presentarme por varios problemas, pero quiero que sepa que su hijo falleció obrando bien y con la frente en alto—la anciana había tomado una taza de café que puso en la mesa y cruzo sus manos.

—Cuando el periodiquero trajo una caja me sorprendí por aquel detalle y al leer ese diario sentí como el corazón se me estremecía por lo que hacía conocer mi hijo, pero también logré alegrarme, en su niñez él jugaba a ser investigador y siempre ansió tal oficio, pero su físico y más reveces en esta vida no le permitieron, es irónico que fue a comerciar y terminó sus días como un investigador aun viendo tal peligro decidió jugársela solo para hacer escuchar su voz a los demás—la mujer soltó una lágrima mientras comenzó a beber su café.

—Tuvo un final digno de un hombre de honor, pero señora quiero hacerle una pregunta que me inquieta en demasía—Juan se sacó las gafas mostrando sus ojos.

— ¿En qué podría ayudarte muchacho? Es curioso ver alguien con tales ojos, solo conocí el caso de que hace años existió una isla en Tarqui donde gran parte de sus pobladores poseían un ojo de tonalidad café y otro azul, pero los tuyos son distintos—la mujer le sonrió vio en aquel joven a su hijo por breves instantes.

—Dicha isla era hermosa, tuve el placer de estar allí, pero mi pregunta es: ¿Acaso el Coronel de la Cruz le odia por haber perdido sus piernas? —

—Sí, dicho hombre necio como mula no entendía que estaban gangrenadas y se les tuvo que amputar, desde allí solo supo gritar injurias y maldiciones de que le arrebate su vida, se amargo y cayó en desgracia, pero según el diario ahora es el verdugo de Garzota y supongo que dichos malhechores debieron hacer algo para que recupere sus piernas porque dudo que este en una silla de ruedas andando por el pueblo—

—Sí, yo pude presenciar como caminaba con tranquilidad aunque un alto costo debió ofrecerle a Lázaro para tal milagro—

—Aunque fue un hombre necio, rudo y tosco era bueno en el fondo, pero se ha dejado corromper por aquella persona, como él es encargado del pueblo te quiero pedir una solicitud que esta pobre anciana no puede hacer—la mujer puso la taza vacía mientras miró con frialdad todos los cuadros familiares de la casa.

—Estoy presto a cumplir su solicitud, le debo mucho a su difunto hijo mi señora—Juan agacho la cabeza mientras Dante y José vieron con sorpresa lo que acontecería.

—Pero necesito que respondas lo siguiente primero, ¿Acaso el Coronel dio la orden de matar a mi hijo o fue Lázaro? —los acompañantes de Juan quedaron estupefactos ante tal pregunta y vieron como la mujer mantenía la vista sin emociones.

—Sí, la orden en dicho momento fue cazarme a mí y matar a Carlos el cual al encontrarse en el municipio en el momento del ataque sufrió las heridas de bala del arma del mismo Coronel, pero fue arrojado al basurero del pueblo para agonizar—

—Ya veo si esa ha sido la situación te pido que por favor no mates al Coronel por lo más sagrado de este mundo—la respuesta dejo atónitos a todos los presentes.

—Mi señora, él es un tipo corrupto que debe sentir el peso de la justicia encima—refutó Juan mostrando uno de sus revólveres.

—La sentirá eso está claro, pero te pido que le perdones la vida y le destruyas las piernas que le fueron dadas y su brazo que alzo contra mi hijo también, escorias como esas solo merecen ansiar la muerte y sufrir antes de ser asesinados para librarlos del sufrimiento—la voz de la ansia fue tan tajante que Juan comprendió que ansiaba venganza en una forma más dolorosa que una ejecución instantánea. Dante y José quedaron fríos al escuchar tales palabras, conocía a la mujer durante años pero ante tal designio notaron que aún en la inmensa soledad y tristeza que se encontraba sumergida existía una llama de odio pudriendo el corazón de la mujer.

—Si ese es su deseo lo he de cumplir mi señora, pero recuerde que solo soy aquel que jala el gatillo y algún día el juicio divino caerá ante usted y demandará por su alma que se corromperá por el odio y no lograría estar en la eternidad junto a sus familiares, así que le pide tenga un poco de mesura en sus decisiones—recogió su revolver mientras vio como la mujer respiro hondo.

—Ya no he de temer por mi alma en la eternidad, uno de mis hijos me ha abandonado, mi esposo murió y él hijo más amado fue asesinado por un hombre que ha vendido su alma al demonio, mi decisión es tajante y si sientes en tu corazón una deuda hacia la memoria de mi hijo te pido cumplas mis demandas—Dante ansiaba intervenir, pero era ridículo aquellas palabras rebosaban de determinación y seguridad.

—Sus palabras son órdenes y tenga la seguridad que cumpliré su cometido solo le pido que sobreviva y se resguarde de la tormenta que está por venir al pueblo para que usted misma contemple con sus ojos al Coronel en su miseria—

—Listo y muchas gracias por cumplir esta demanda, disculpen muchachos si me han visto en este estado, pero una pobre anciana no puede hacer nada más que ver morir familiares y seguir sufriendo en estos tiempos—

—Tenga calma doña Rosa y le pido que en pocos días el alcalde llamará a reunión en la plaza a todo el pueblo para prepararse a lo que acontece así que me gustaría pueda ayudar como médico que es en mi casa atendiendo a los posibles heridos y manteniendo en calma, como usted sabe existe un subsuelo debajo de la casa que se divide en dos pisos en el cual espero las personas que no pueden usar armas se escondan de toda la algarabía a suceder—Dante y compañía se levantaron para partir.

—Me parece una excelente idea, hablaré con Vicente para reunir a las demás personas con conocimientos médicos y provisionarnos en dicho lugar, la mansión es el lugar más seguro de todos a la final por su edificación—

Los acompaño hasta la puerta y se despidió de ellos con un fuerte abrazo, a Juan le dio una pulsera de oro con el nombre grabado de su hijo para que la tuviese de recordatorio, él solo le agradeció y le pidió que se cuidara.

Vicente junto a David había reunió media docena de persona las cuales les dio caballos y carretas que lleven víveres a Juján y recojan a los refuerzos de dicho pueblo, debían apresurar los planes y empaparse de la información proveniente de dicho pueblo.

Lucio había acordonado todo el perímetro del pueblo de ofrendas por las cuales supo rezar en su lengua madre, decidió hacer un voto de ayuna y en su casa todos los indios se congregaron para reunir víveres.

David salió encabezando la ayuda hacia Juján mientras que Vicente y su hijo se reunieron con Lucio para hablar sobre usar la mansión de Dante como refugio para mujeres, ancianos, niños y enfermos. Dentro de esta quedaría Vinicio al mando junto a la señora Rosa como su ayudante con más personas que curen y atiendan el lugar, la mansión no solo era enorme en el exterior sino que poseía dos subpiso que fueron usados durante años como bodega y sótano de juegos de la familia, hace muchos años el primer patriarca de la familia lo dispuso como un centro de reunión cuando el bar cerro y al reabrir lo clausuro.

Habían mandado personas a la mansión para que transporten suministros, limpien y adecuen todo el lugar de tal forma que sea habitable. Toda la construcción era de ladrillo rojizo y poseía fuertes pilares que soportaron el temblor del año quince que sacudió la región, la idea de Lucio era posicionar una docena de personas con rifles en el piso más altos resguardando la casa y aprovechando tal posición estratégica del terreno.

—Mis hombres patrullaran el pueblo y en caso de vernos superados en número lo ideal será usar la mansión como un fuerte, la mejor estrategia en mi opinión consiste en separar el pueblo por anillos—Lucio estaba acompañado de dos de sus hombres mientras Vinicio se encontraba con su hijo y el policía que fue noqueado en la mansión.

— ¿A qué se refiere por anillos? —preguntó Ángel.

—El pueblo se encuentra rodeado en primer lugar por monte, posterior a eso están los sembríos y existen pasos por lo cual todos transitan para no dañar los campos de cosecha, justo en ese lugar patrullaron siendo este el primer anillo, en caso de verse superado y considerar necesario deben retroceder al segundo anillo que es el inicio del pueblo y por último los terrenos cercanos a la mansión donde el rango de los rifles pueden proteger, será el último y solo un caso extremo se deben refugiar en la mansión aun si somos superados para mantener la defensa del pueblo—

—Dicha estrategia es la más adecuada para poder lidiar con los invasores, pero debemos tener cuidado en caso de un ataque por un solo sitio de la ciudad, cuando vuelva David serán congregadas todas las personas del pueblo para comunicarles el asunto de mejor manera—

—Es lo mejor, en caso que algunos deseen irse deberán huir directo hacia Guayacanes, pero en dicho proceso podría existir una emboscada en los caminos cercanos, por alguna razón desconocida Lázaro no fue directo hacia Guayacanes y tiene tiempo en esta región—

—Sí, esperemos que Juan descubra el motivo del porque decidió venir a esta región o que busca—

 

—Ahora que hablamos con doña Rosa partirás hacia Guayacanes tal y como dijiste, pero ¿Qué buscas allí? —Dante le cerró el paso a Juan mientras veía como este parecía no darle importancia a su acción.

—En dicho pueblo se encuentra una persona que debe de conocer sobre Samael Yana y Lázaro, le estuve buscando durante tiempo y llegue a la conclusión que vive en dicho pueblo, así que te pido me ayudes con un caballo para llegar lo más pronto posible—

—Mejor sería que te acompañemos en el carruaje y así en caso de existir una posible dificultad podamos brindarte apoyo, hice que trajeran armas y tanto José como yo sabemos manejarlas—

—En ese caso debemos partir de inmediato para así retornar lo más pronto posible en caso que el pueblo se atacado con anticipación—Juan subió al carruaje con Dante mientras José ocupo su puesto de conductor y dieron rumbo a Guayacanes.

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