Sexto Capitulo: La Visita

Lista de Capítulos

Capitulo Anterior: Preludios del Amanecer

Caminaron durante minutos caminando hasta llegar al centro del pueblo, Belén se despidió con un beso en la mejilla que en un mal movimiento de cuello podría haber sido en la boca y Dante siguió hasta su casa, no había tan siquiera ojeado el diario, pero si le carcomía la mente saber que ocultaba este y si acaso tendría tanta relación con aquellos tipos del otro pueblo.

Entró en la casa y de costumbre saludo a todos, subió las escaleras mientras hablaba con Vinicio sobre su visita.

—El dolor está haciendo sufrir a la pobre mujer —dijo Vinicio mientras subía el último escalón.

Antes de dolor note algo en sus ojos, creo que era desesperación— abrió la puerta de su habitación.

— ¿Desesperación hacia qué? —le vio curioso.

—Al hecho que su hijo está en un lugar que es intocable para muchos, fáustico como dirían otros y quizás muerto como asume el pueblo.

—Puede ser, quizás no se dé la situación que sufra, no es desear el mal, pero usted entiende que ante el dolor a veces escogemos la muerte.

—Es verdad… voy a leer el diario y pensar un poco sobre mi día, pasa bien Vinicio.

—Igualmente, cualquier cosa llame a José, está en la sala.

El diario tenía una pasta de cuero algo desgastada y con bordes dorados, era delgado y parecía que varias de sus hojas fueron arrancadas antes.

Había despejado totalmente su mente, sentía la brisa en su piel chocar y como las hojas del diario eran frágiles, pero un peso extraño invadía el diario, como si cargara una gran verdad o la vida de alguien en sus manos.

El titulo era simple y no mostraba ningún tipo de particularidad grande.

Diario de Carlos

14 de abril.

En mi trabajo de comerciante he viajado lo suficiente para reconocer cuando un lugar es próspero y también que lugares están en el abismo de la miseria.

Garzota era la capital del comercio de la región, sus telas, sus especias y todos los artículos curiosos que vendían aquí facilitaban el entorno para quien gana la vida como yo.

No solo ha perdido el estandarte de ser un lugar prospero, se volvió una prisión con un muro de invierno inquebrantable y mortífero, las personas trabajan solo para comer algo y en las calles no hay más que hambre y adictos, el pecado está a la vista, se respira y rasga las heridas de la piel para poder entrar.

El único lugar donde se puede socializar y obtener información es el bar, todos los otros lugares son huecos de miseria sin ningún brillo en especial, muchas personas dicen que haces pocos años llegaron unos sujetos; “Los Purificadores” se hacen llamar, tomaron el pueblo, mataron a los policías de turno y al mismo Alcalde en un acto que parece magia en medio de una cortina densa de niebla.

Vine con el afán de poder comerciar unos anillos de oro y tratar de ejercer como tesorero, pero no hay a quien vender, todo lo que tenga valor fue decomisado y solo los dejan trabajar para comer.

Algunos hombres se han unido a los invasores, a cambio de patrullar el pueblo recibe comida, han corrompido a otros con sus drogas y los delincuentes fueron asesinados todos en un solo día.

 

 

16 de abril.

He logrado averiguar que algunas personas fueron permitidas abandonar el pueblo antes que la gran muralla caiga, los que intentaron huir murieron todos y sus cadáveres fueron mostrados en la plaza, gracias a cambiar un anillo de oro he conseguido estadía en una habitación en el bar, hay peleas en las calles, muchas terminan con golpes hasta que llegan los guardias y separan.

En el bar se está volviendo común ver seguido a unos cuantos purificadores, en días pasados un sujeto que patrulla comenzó a discutir con un adicto y le disparo, las armas solo las tienen ellos ahora, en cuestión de minutos llegaron dos purificadores y le dispararon en las rodillas para llevárselo.

Al comienzo era difícil distinguirlo, pero ahora es fácil, los purificadores siempre cargan un pantalón negro, camisetas blancas o negras y un tatuaje en algún brazo, muchos dicen que son extranjeros y otras personas creen que deben ser mercenarios contratados por su líder.

Las calles huelen a muerte, sangre y droga, no hay esperanzas aquí, muchas personas viven aterradas, otras dicen que desde que el Coronel tomo las riendas todo se volvió brutal.

Aquel hombre es un juez y verdugo, la ley es su palabra y su mirada causa pánico de muerte a todo aquel que lo mirase con algún odio.

La imagen de hombre justo y de deber cívico que inspiraba ha cambiado en su totalidad, muchos le temen y sienten pavor de pronunciar sus nombres tan siquiera y solo se refieren como “Mi Coronel”.

19 de abril.

En el bar nos interrogaron a todos, me escogieron para ser el nuevo tesorero del pueblo y que el día de mañana tendría que hablar con su líder.

Las personas del bar me recomendaron cuidar mis palabras, no decir que tengo familia y evitar ser agresivo hablando.

Un hombre del bar relata que logro verlo la primera vez que llegaron, según dijo era alguien con una mirada fría como las montañas y con una sonrisa sucia como la de una hiena.

Las personas de aquí trataron de comunicarse con el ejército y no obtuvieron ayuda, todos esperan la muerte, nadie vive aquí, todos sobreviven, estamos en un hueco del infierno que ha salido a flote en la tierra y juega con la leve vida que nos queda.

Me dieron como último consejo que me cuide de sus palabras, algunos creen que es brujo o no es humano, aun no comprendo el hecho de que digan aquellas cosas.

21 de abril.

La alcaldía había sido tomada como el centro de reunión para los purificadores, todas las personas evitaban acercarse, algunos comentaban que el lugar emitía algún tipo de energía negativa que los deprimía, no puedo afirmarlo, pero el ambiente es denso, el aire se me escapa y lo poco que obtengo apenas me mantiene con aliento.

En el despacho principal pude notarlo, estaba de espalda viendo el pueblo, cabello crespo como las cerdas de una escoba y tan negro como el carbón, sus ojos eran oscuros totalmente, ojeras de mapache y su piel era igual a la de algún pescador quemado por la faena.

Sus ojos me miraron como si buscara algo en mí, levanto su mano y la movió haciendo algún tipo de gesto, un sujeto se acercó y le hablo sobre que era el aspirante a tesorero.

Me pregunto sobre qué experiencia tenía y si era del pueblo, su voz era serena, pero fuerte y note que sus dientes eran muy afilados, como de tiburón.

Le respondí a todas sus preguntas, pero noté que en su mano derecha tenía un agujero en la palma, como de un disparo, cuando vio que me sorprendí por eso me miro de una manera despectiva, el ambiente se tornó pesado, me costó respirar, sentía calor y un olor azufroso invadía la habitación.

¿Acaso él es el Diablo o algún demonio?, mis pensamientos se tornaban confusos, frente a mi tenía a un asesino, irradiaba un aura de miedo cerca suyo, como si fuese algún animal peligroso.

Uno de sus hombres entró arrastrando a un sujeto que imploraba que lo suelten, ataron al pobre tipo a una silla y frente este tomo lugar el líder, Lázaro, como le llamó un tipo gigante y oscuro a su lado.

Lo veía con curiosidad, la misma que tienen las bestias por inferir que sabor tienen tales criaturas, su mirada se tornó más clara y pude notarlo.

Sus ojos eran negros, pero en el fondo había una chispa carmesí, un rojo que ardía como una hoguera que devora leña y escupe cenizas.

Le puso la mano al tipo que lloraba y comenzó a sentirse un olor a carne quemada, su mano de alguna forma estaba quemando al otro sujeto que no podía hacer ya nada más que morir, era una escena absurda para un ateo como yo, ante mí no estaba una persona y menos un animal, sea lo que sea era un demonio peligroso y poderoso sin compasión o pizca de humanidad alguna.

Después de aquella escena me llevaron hacia una habitación grande, detrás de un vestidor había una escalera hacia una bóveda donde había grandes cantidades de oro, era tanto que me cegaba y hacia hervir la sangre del más codicioso, pude deducir que aquel oro no era solo del pueblo, era absurda la cantidad y peor para un pueblo, debía ser un tesoro que transportaban con ellos, me hablaron de que debería contar cada pieza o moneda que me sea entregada y en los días siguientes comenzaría.

 

 

30 de abril.

En  mi trabajo veo como les quitan a las personas sus posesiones más valiosas, las dejan con lo justo para comer y ellos devoran banquetes en la alcaldía, las disputas comenzaron aumentar en contra del encargado del pueblo, muchos dicen que hace poco tiempo solo era un hombre que no caminaba y ahora gracias al  Líder había salido del olvido para ser juez y verdugo en el pueblo, su voz es fuerte y todos le odian, aquel hombre fue uno de ellos y ahora estaba juzgándolo, juega a ser Dios con obras demoniacas.

El bar fue quemado el día de ayer, el dueño desapareció y parece que están ofreciendo comida a quien informe sobre cuales personas están deseando represalias, unos a otros se difaman, matan y destrozan.

La fraternidad se ha perdido como la esperanza, cada día vivido son más horas de miedo a la muerte y como podría llegar esta.

3 de mayo.

Son solo doces purificadores los que están en el pueblo, muchos pasan en la alcaldía y solo el de piel negra está cerca de Lázaro como le han llamado repetidas veces, otros dos purificadores escoltan al Coronel donde sea que vaya, Lázaro no habla y las pocas veces que interviene en una conversación nadie le cuestiona con excepción del Coronel, hablan como si fuesen viejos conocidos, mencionan las Guerras pasadas e historias de estas, su apariencia de treintón es opacada con los relatos a flor de piel que cuenta.

Muchas personas han muerto denunciando a otras, pleitos se han desencadenado y culminan con los dos contendientes muertos a tiros.

Algunos tipos han dicho que soy una especie de espía, que era demasiado amigo del dueño del bar y que pienso robar, apenas he podido defenderme de estas acusaciones y mi única esperanza es que este diario llegue para alguien que sepa usarlo, un hombre ha llegado al pueblo hace dos días, carga espejuelos oscuros y un abrigo oscuro desgastado, posee guantes negros de cuero y ropa blanca como la nieve, los purificadores lo han estado buscando para saber cómo cruzo el muro de invierno, pero este siempre desaparece, logre hablarle en las viejas ruinas del bar donde el parecía buscar algo y le he pedido de favor que si sale del pueblo entregue al diario a mi madre, ella merece saber de su hijo que se marchó de casa para buscar fortuna, el pródigo.

Quien sea que lea el diario y en donde se encuentre debe tener cuidado, yo aquí estoy perdido, pero aún tienen tiempo de escapar o correr, nada escapa ante el invierno cuando este toma posesión.